ARTE MESOPOTÁMICO: BABILONIA
La tercera parada en nuestro tour del arte de las
civilizaciones de la antigua Mesopotamia es Babilonia.
Y es que, aunque fundada en el siglo
XIX a.C. como una pequeña ciudad, el rey Hammurabi la convertiría en la capital
del Primer Imperio Babilónico o periodo Paleobabilónico en el siglo XVIII a.C.,
alcanzó su máximo apogeo durante el Segundo Imperio Babilónico o periodo
Neobabilónico bajo el mandato de Nabucodonosor II en el siglo VII a.C., convirtiéndose
en la mayor ciudad de Mesopotamia, superando incluso la capital asiria de
Nínive en extensión, así como un verdadero edén a las orillas del río Éufrates, antes ser conquistada por los Persas en el siglo
VI a.C.
Al igual que en las civilizaciones mesopotámicas anteriores, la vida se desarrollaba en torno a dos grandes poderes institucionales: la religión y la realeza. En Babilonia, como en el resto de la arquitectura de la antigua Mesopotamia, esto se veía reflejado en el palacio, que hacía las veces de salón de trono y sede administrativa y solía estar situado en el centro de la ciudad, y el templo, normalmente erigido en lugares más elevados, como en el caso de los zigurats, ambos fuertemente protegidos.
Aunque Nabucodonosor II llevó a cabo un ambicioso plan de
reconstrucción y embellecimiento de los templos existentes, debido a la lejanía
de las canteras de piedra, el adobe (ladrillo cocido) fue el material más
utilizado para la construcción de edificios, resultando en una arquitectura pesada
caracterizada por muros de carga y escasas luces. Un buen ejemplo de ello es el
Zigurat de Etemenanki (imagen arriba izquierda), que algunos consideran pudo ser la bíblica Torre de Babel,
donde se rendía culto al dios babilónico Marduk.
En cuanto a la estatuaria de bulto redondo, que heredó muchos aspectos técnicos y estéticos sumerio-acadios, las muestras artísticas más representativas de la época del Primer Imperio Babilónico incluyen, entre otras, el famoso Código de Hammurabi (imagen izquierda), una reproducción de códigos legislativos neosumerios sobre una estela de diorita negra de 2.5 metros de altura con inscripciones cuneiformes, aunque al final el monarca murió antes de ser promulgado. Como otras obras de la época, tiene al rey como protagonista y servía como instrumento de propaganda de su ideología.
En cambio, la escultura que
se elaboró durante el periodo Neobabilónico es escasa, poco representativa y generalmente
de tosca factura, lo que pone de manifiesto una clara preferencia por la
arquitectura que por otras artes.
BIBLIOGRAFÍA
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Rhea
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